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El Anti-Racismo Latinoamericano en Tiempos ‘Post-Raciales’ - LAPORA

 

Durante el mes de mayo de 2017, más de 150,000 personas marcharon en las calles de Buenaventura, una ciudad portuaria de 400,000 personas en la región del Pacífico de Colombia, conocida por sus altas tasas de pobreza y mortalidad infantil, desempleo y falta de educación. Golpearon ollas y sartenes y sostuvieron grandes pancartas con consignas como "Por la dignidad de Buenaventura, Por el futuro de nuestros hijos" y "El Pueblo negro en pie de lucha, #Soy Buenaventura, #SoyChoco", con un dibujo de un puño parecido al estilo Panteras Negras. La marcha fue parte de un paro cívico en la ciudad, protestando contra las condiciones estructurales de pobreza y exclusión de la población local y exigiendo mejoras en los suministros de agua, servicios de salud, educación, conservación del medio ambiente, acceso a la justicia, seguridad, planificación territorial y empleo. El paro bloqueó la carretera principal del puerto a la capital regional de Cali y logró cerrar las actividades comerciales, educativas y de transporte en la ciudad.

Durante la noche del 19 de mayo, aumentaron las protestas en Buenaventura y algunas personas comenzaron a saquear grandes cadenas comerciales en el centro de la ciudad, acciones que no fueron aprobadas por el comité del paro. Esa noche, el gobierno envió policías antidisturbios a la ciudad, lo que provocó una violencia en la que más de 500 personas resultaron heridas durante estos eventos, en su mayoría mujeres y niños (afectados por gases lacrimógenos), pero incluidas personas con heridas de bala.

Aunque pocos líderes mencionaron directamente el racismo como un factor que configuró sus condiciones estructurales de exclusión, la presencia misma de cuerpos negros que protestaban en este territorio particular articuló una gramática alternativa del antirracismo y se convirtió en una acción indirecta antirracista.

En solidaridad con la protesta en Buenaventura, las organizaciones sociales de Bogotá también exigieron que la marcha conmemorativa multicultural del Día de los Afrocolombianos se conviertiera en una protesta nacional en apoyo del paro cívico. El 21 de mayo, el Movimiento Nacional Cimarrón y otras organizaciones se congregaron en el centro de Bogotá para una marcha que dio voz a los manifestantes negros en una ciudad que es el centro simbólico del poder del estado blanco-mestizo colombiano.