La Red de Comunidades y Movimientos contra la Violencia es un movimiento social independiente que reúne las luchas de las comunidades y los movimientos sociales contra la violencia estatal, la arbitrariedad policial y la impunidad. Según la información del Atlas de Violencia 2017, de cada 100 personas asesinadas en Brasil, 71 son negros y la gente negra tiene un 23,5% más de posibilidades de ser asesinada que los brasileños de otros grupos raciales, independientemente de los efectos de la edad, la escolarización, el sexo, estado civil y barrio de residencia.
La Red surgió en 2003, cuando se llevaron a cabo cuatro masacres en varios lugares del estado de Río de Janeiro, todas realizadas por la policía militar. Los participantes en la Red son en su mayoría mujeres negras, residentes de favelas en Río de Janeiro y madres de víctimas de violencia. Actualmente, 18 mujeres participan activamente en el movimiento, pero la Red cuenta con un registro de 60 miembros de la familia que han contribuido al movimiento. Ser un miembro activo significa asistir a reuniones en la sede de la organización, participar en actividades promovidas por la Red y también apoyarse mutuamente en las audiencias judiciales sobre casos de violencia. La red también tiene varios partidarios, una categoría que incluye estudiantes, investigadores y otros activistas que apoyan y asisten a las acciones de la Red, pero no son familiares de víctimas de violencia.
La agenda política de la Red incluye denunciar el genocidio de la población negra a través de la violencia policial; el mito de la guerra contra las drogas y el encarcelamiento masivo asociado, que principalmente victimiza a los jóvenes negros; la criminalización de la pobreza y de las protestas de los pobres; el racismo en el sistema de justicia penal; y el maltrato a familiares de víctimas de violencia dentro del sistema de justicia penal.
Las estrategias del movimiento incluyen fomentar la denuncia de violencia policial a través de reuniones, talleres y reuniones con residentes de favelas; manifestaciones públicas en el centro de la ciudad que desafían la aparente naturalidad de las muertes violentas en las favelas; diálogos con diputados, concejales y ONGs para elevar el perfil de su agenda en los círculos gubernamentales; producir informes sobre tácticas policiales con datos recopilados por los residentes; asociarse con el Defensor Público de Río para actuar en los casos reportados por la Red; brindar apoyo legal y psicológico a familiares. La lucha de la Red contra el racismo en el sistema de justicia penal también tiene un impacto a través de la participación colectiva en las audiencias judiciales.
